Es la libertad...

Es la libertad...

21 noviembre 2008

PROFETA 1



Juan José Panno (con dos "n")

Nació el 5 de febrero de 1949. Fundador, docente y codirector de las escuelas de periodismo Tea y Deportea. Pasó por las redacciones de Clarín, Crónica, El Gráfico, La Razón, La Voz y Página 12, donde escribe actualmente. Autor de los libros Corazón y pases cortos, Pozo Vacante y Obras maestras del error. Coautor de Días de radio, compilador de Pelotas chicas pelotas grandes. Dirige la colección Social y Deportiva de Colihue.

Diario La Razón - Mundial - Página 4, 2 de Junio de 1986, Juan José Panno
MÉXICO- La selección argentina abre esta tarde una nueva etapa de su historia futbolística. Con miedos, con dudas pero también con sueños e ilusiones que tienen algún sustento lógico, emprende el camino final en esta décimo tercera Copa del Mundo.
Es aventurado, casi irreverente jugar a los pronósticos pero en el reparto de barajas mundialistas, de este lado hay algunos “anchos” que tirados sobre la mesa como corresponde, pueden liquidar varias partidas y dejar a dormir afuera a más de uno.
Más allá del Mundial, más allá de cálculos de posibilidades y juicios a priori (sería un fracaso quedar eliminados en la primera rueda, lo que parece prácticamente imposible; lo demás dependerá de cómo se juegue y contra quién), más allá de todo esto, debería quedar claro, sí, que ésta es la última etapa para Carlos Bilardo.
Un título Mundial, como en el 78, un fracaso como el de Suecia, una actuación como la de Inglaterra en el 66 o Chile en el 62, no pueden transformar lo central...Para ser más claros aún, el Mundial en sí no puede alterar un solo concepto. Pero vale la pena reiterarlo ahora, volver sobre el tema precisamente en el momento en que empieza lo que para algunos puede ser el examen final.
Creemos que no, que Bilardo ya pasó por todas las mesas examinadoras (para el caso, las canchas de fútbol, las oficinas, los bares y los cafés desde donde el hincha opina), que el fallo ya fue emitido y que es en esa consideración popular inapelable.
Bilardo ya fracaso y no hace falta este Mundial para ratificarlo, del mismo modo que no servirá un éxito más o menos importante para rectificarlo.
Durante todos estos años, Bilardo contribuyó al desprestigio del fútbol argentino y a la confusión doméstica. Nunca pudo trasmitir lo que realmente quería, se dejó presionar, esquivo el bulto de los partidos amistosos por temor a una derrota, busco vanamente un equilibrio que lo hizo quedar en el medio de todo, sin jugarse nunca por nada, traicionó sus convicciones, habló de más y de menos (siempre a contramano de lo que indicaba la lógica), prometió cosas que sabía que no podía cumplir, elaboro planes de preparación que contribuyeron a la confusión general, se la paso diciendo “estoy conforme” irritando a la gente que veía por T.V. los mismos partidos que a él lo satisfacían, aburrió con los videotapes, abrumó con sus locuras, mostró una excesiva preocupación por cada uno de los rivales de turno, como expresando una tácita desconfianza en las posibilidades de los suyos. Y se montó al caballito de batalla de un par de partidos (los de la gira por Europa, contra Bélgica y Alemania Federal) pisoteando cualquier crítica.
Había criticado con saña a los técnicos y jugadores que usaban determinada marca de ropa deportiva o escribían notas en diarios y revistas y terminó firmando contratos de exclusividad, lo que no sería importante sí al menos hubiese utilizado esos medios periodísticos para volcar conceptos que apoyen al fútbol como un juego en el marco del súper profesionalismo y no como una maquinaria al servicio de los resultados para medir lo que sirve y lo que hay que tirar a la basura.
Bilardo careció, además de capacidad para comprender la realidad social e incorporarla al fútbol. Por eso decía, al comienzo de su gestión, cuando le preguntaban por las elecciones del 83, que “el pueblo no está capacitado para elegir”, por eso viene diciendo desde hace un tiempo que en la Argentina “se confunde libertad con libertinaje” en una implícita referencia a los perjuicios de la democracia. Esas visiones, esas concepciones en boca de un conductor de grupo (de hecho aplicada ideológicamente a la tarea específica) también definen al fútbol de Bilardo.
Habló siempre de resultados, de fines (sin fijarse en medios, como tampoco lo hacía en su época de jugador) y en ese caso, son los mismos números los que condenan las estadísticas y marcan dos derrotas con Paraguay y una con Noruega, Francia, Colombia, Perú y Uruguay y dos empates con los modestos ecuatorianos en Quito y en Buenos Aires y una clasificación conseguida angustiosamente, con todo en la garganta sobre el final del último partido contra Perú.
Desde estás mismas páginas nos opusimos férreamente a cualquier intento de remoción del cargo. Había una razón fundamental: el respeto a un contrato que estaba firmado. Dijimos una y mil veces que Bilardo tenía que seguir siendo el técnico de la selección nacional hasta la finalización de su mandato reclamando que se respetaran sus derechos.
También constan cada una de las críticas que globalmente o puntualmente le hicimos y que se borrará ahora.
El ciclo de Bilardo terminará de cerrarse en este Mundial, cuando concluya su contrato; sería un disparate esperar a ver que pasa aquí.
La selección argentina puede hacer un buen papel en México y naturalmente eso es lo que esperamos, pero para eso debemos jugar el fútbol que todos queremos.


SEGURAMENTE PANNO EN JULIO DEL 86 HIZO UN POZO Y SE ENTERRÓ...

ECHALE LA CULPA A OTRO

1 comentario:

Jota dijo...

Espero ansiosamente la explosión térmica de esta fecha.