Se equivocan aquellos que cree que el objeto de la reacción en Ezeiza y en el estadio Pedro Bidegain, fue la eliminación de la Copa Libertadores.
El reclamo es mucho más profundo, y los insultos distintos a todos.
Lo que pasó fue una demostración de hartazgo y una súplica de piedad. No fue un pedido de actitud, ni una crítica a las cualidades futbolísticas de nuestros jugadores. Fue un golpe a los atributos como persona de quienes nos representan dentro de la cancha.
No hubo maíz, porque no son gallinas.
No hubo azucar porque no son amargos.
Hubo billetes, porque son mercenarios.
No se les dijo "hijos de puta", no se les dijo que faltaron huevos, aunque faltaron. Ni siquiera el objetivo fue tocar su vergüenza deportiva.
La reacción tiene su núcleo en la manera extorsiva que se comportan los referentes del primer equipo desde la Copa Libertadores de 2008, pasando también por el último torneo Apertura hasta el día de la fecha.
El problema no fue una pelotita que no entró. La reacción no fue la de una Hinchada exitista; fue la de Hinchas que reclaman éxito, gloria, hombría, dignidad y profesionalidad.
Hoy con el diario del Lunes y en el papel de victimas huyen como ratas, lloran como nenes, y sufren como martires, cuando en realidad hace mas de un año que gozan como reyes pero nunca tuvieron trono...
ECHALE LA CULPA A OTRO
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